Hablemos de Adopción, Siempre!

lunes, 22 de septiembre de 2014

Mi progenitora y yo al día de hoy.



El tiempo que me pase odiándola y rechazándola ha terminado, llego el momento en que todo se ha conciliado, lo entendí,  deje de sufrir, de lamentar, de llorar. Debo decir que fue un proceso difícil, en el que afortunadamente tuve apoyo profesional, el cual irrefutablemente me ayudo a superar todo lo que no me dejaba estar plena.
Ella…, es la mujer que me dio la vida…, no la puedo llamar madre…,  para mí esa palabra es muy especial, esa palabra para mí significa: dedicación, trabajo, y esfuerzo día a día; ¡esa palabra solo se la puedo decir a mi mamá! Que quizá no fue una mamá perfecta, pero ¿quién lo es en realidad? Aun así, ella fue la que estuvo conmigo, pasamos la vida juntas, hasta que ella se fue.
Alguna vez platicando con una persona que también es adoptada, me dijo: -¡Para mí una madre es la mujer que te da la vida!, y pensé: está bien, pero el solo hecho de dar la vida no es suficiente, y eso es una gran verdad. Para que un bebe pueda seguir con vida, debe ser cuidado y protegido por al menos una persona día con día, quien mejor que la persona que le dio la vida podrían pensar muchos, sin esos cuidados sería imposible que ese bebe sobreviviera, por lo tanto que en el caso de la adopción en mi punto de vista, somos personas con dos mamás, en lo personal no tiene sentido llamar madre a la persona que me dio la vida, por lo que ya exprese anteriormente; por eso cuando me refiero a ella  la llamo progenitora.
Por muchos años no pude considerar tener contacto con ella, pues me sentía terrible al pensar que cuando mamá murió ella aparecía así de repente, por mucho tiempo no pude concebir esa pensamiento, sin embargo las circunstancias se dieron y ella y yo volvimos a encontrarnos.
Al día de hoy, yo describiría nuestra relación como algo “cordial y distante”, ella vive en otra ciudad, tiene su vida y su familia,  yo por mi parte mi propia familia, aún con tanta tecnología solo hablamos muy de vez en cuando, compartimos alguna que otra fotografía, ella siempre quiere darme palabras amables y me dice que me ama, que siempre me ha amado y que siempre le pide a Dios lo mejor para mi…,  y he de decirles que eso me conforta.
La verdad es que siento amor hacia la mujer que me dio la vida, porque ese acontecimiento simplemente ocurrió; estoy segura, que al quedar embarazada de mí, sufrió por muchas razones que  la llevaron a decidir darme en adopción.
He de decir que el tema de la lealtad hacia mis papás fue el más difícil de superar, pues tarde tiempo en sentirme del todo cómoda hablando con ella, cuando MIS PADRES ya no estaban a mi lado, me costó bastante trabajo acostumbrarme a convivir con mi progenitora, aunque fuera por cortas temporadas, hasta que al fin de cuentas, me encontré hablando con ella de nuestras vidas, en una manera agradable, incluso llegue a sorprenderme de mi capacidad de adaptación. Es una mujer que piensa en mí, que quiere que yo esté bien, pone atención a lo que le digo y procura dentro de lo posible orientarme, cuidarme y apoyarme. Ella vive su vida y yo también la mía, y creo que así todo marcha bien.

Si me preguntasen ¿qué es ella para mí?

Respondería: “Es la mujer que me dio la vida”

Mónica Castañeda U.